jueves, 19 de febrero de 2009

NATURALEZA EN IGUAZU
Regresar a Naturaleza ... FLORA Y FAUNA EN IGUAZUEl Parque Nacional Iguazú es el paraje perfecto para que el viajero beba el aroma exacto que desprende el verde follaje de la selva misionera. Y definitivamente, es el mejor lugar del mundo para descubrir el preciso equilibrio entre la admirable belleza de las inmensas caídas de agua, y un entorno lleno de misterio y matices ecológicos.Junto a los saltos de agua del Iguazú, la extraordinaria variedad de especies animales y vegetales se han convertido en los grandes protagonistas del parque. A lo largo del recorrido, el viajero se sorprenderá a cada instante con el avistaje de aves, mamíferos, flores y la exuberante vegetación.En la orilla del río, y en las islas del delta que forma antes de precipitarse por las cataratas, se desarrollan árboles que requieren grandes dosis de humedad para su desarrollo. Entre ellos destacan dos comunidades muy especiales, ya que este es el único lugar en Argentina donde se las encuentra: el bosque de cupay, un árbol de hojas caedizas que al brotar son de color cobrizo, y los pastizales de Paspalum lilloi, una gramínea que crece entre las piedras del río. En total, existen poco más de 90 especies de flora arbórea dentro del parque. Algunos de estos árboles se tornan espectaculares cuando florecen. Tal es el caso del lapacho negro que, a fines del invierno, y antes de echar hojas, se cubre completamente de flores rosadas; del lapacho amarillo y del ibirá pytá, que desarrollan flores amarillas; y una especie selvática de seibo, con flores de color rojo-anaranjado, declarada como flor nacional argentina.
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En algunos sectores se desarrolla una comunidad muy especial: la selva de palmito y palo rosa. Este último es un gigantesco árbol que puede sobrepasar los 40 metros de altura y tiene tronco recto de hasta dos metros de diámetro. A su sombra, y a la de otros grandes árboles, crecen los palmitos, gráciles palmeras cuyos troncos terminan en un cogollo comestible altamente codiciado, cuya extracción causa la muerte de la planta. Sin duda, las aves más características en la zona son el vencejo de cascada (símbolo del Parque Nacional Iguazú) que, haciendo gala de su gran precisión, atraviesa volando los intersticios de las columnas de agua de las cataratas, para posarse sobre la pared rocosa donde reposa, e incluso anida. Hacia el mediodía, en las partes soleadas de los senderos, el viajero puede observar las lagartijas del género Tropidurus, que aprovechan su habilidad para trepar troncos y piedras y subir ágilmente a las pasarelas y escaleras. Y ya en el sector de las pasarelas, es frecuente encontrar grupos de coatíes, que se han vuelto muy confiados, y al tucán grande, una de las cinco especies que se encuentran dentro del parque. En los senderos es posible observar una variedad sin igual de mariposas, muchas de ellas de tonos amarillos con manchas y dibujos negros. Se les ve dondequiera que se haya formado un charco, ya que absorben las sales disueltas en ellos. SELVA PARANAENSE O MISIONERA Gracias a su rica biodiversidad, el Parque Nacional Iguazú atrae investigadores de todo el mundo. El clima es propio de una selva subtropical: húmedo. En el verano, los termómetros registran temperaturas que oscilan entre los 25 y 45 grados centígrados, en promedio. No hay estación seca definida. El invierno no llega a ser riguroso, y las heladas son poco frecuentes. La selva misionera es una prolongación de la selva paranaense. En medio de las 66.148 hectáreas de extensión que tiene el Parque Nacional Iguazú, sobresale el Area Cataratas, donde es posible contemplar los saltos de agua del río Iguazú, especialmente el más importante de todos: la Garganta del Diablo. En el corazón de la selva se encuentran los Saltos del Moconá: a lo largo de tres kilómetros de interminables caídas de agua de hasta 20 metros de altura, sus cientos de saltos se conjugan con la brisa para constituir un espectáculo visual, único en el mundo. Y en pleno corazón del Parque surge "La Selva", un verdadero santuario natural. Muchos elementos se conjugan para crear este ecosistema protegido. Y al recorrer sus senderos, se puede descubrir un mundo que permanece oculto para el ciudadano común. La selva suele atemperar el clima, reduce los extremos de calor, actúa como abrigo contra el frío, y mantiene la elevada humedad ambiental; en este contexto, crea el ambiente propicio para el desarrollo de una gran variedad de especies vegetales, unas 2.000, que crecen en múltiples formas. Por su parte, los mamíferos se distribuyen en todos los estratos vegetales, y muchos de ellos tienen en común características determinadas por el medio selvático que habitan: su favorable disposición hacia el agua, y facilidad para desplazarse a través de la densa vegetación. En lo que se refiere a los peces existe una marcada diferencia de acuerdo con las partes inferior y superior del río. Las cataratas han constituido una barrera entre ambos sectores durante muchos milenios, razón por la cual, estos han evolucionado separadamente. La fauna del río inferior, constituida por el surubí, pacú, sábalo y piraña, nunca ha podido llegar al río superior, donde chanchitas de colores, tarariras, dientudos y moncholos se desenvuelven como en su casa. ESPECIES EN PELIGRO El parque es un espacio donde se protegen especies que están en peligro de extinción. Alberga un patrimonio natural que incluye:
Una flora autóctona con más de 2.000 especies: frondosos helechos, bromelias, orquídeas, palmeras y gigantescos árboles que sirven de soporte a una gran variedad de enredaderas trepadoras, que proveen frutos que atraen a monos, coatíes, venados o tucanes.
450 especies de aves, las que se exhiben sin timidez en las primeras horas de la mañana y al atardecer. Entre ellos tucanes, urracas, teros, loros y los increíbles vencejos, esta última especie exclusiva del área de las cataratas del Iguazú.
80 especies de mamíferos, entre ellos cinco variedades de felinos que recorren, mimetizados, los claroscuros selváticos. También se encuentra el ocelote (Felis pardalis), la yacutinga (Aburria jacuntinga) y el macuco (Tinamus solitarius).
E incontables insectos, entre los que destaca una gran cantidad de coloridas mariposas. MONUMENTOS NATURALES PROVINCIALES Son monumentos naturales los sitios, especies vivas y plantas, ambientes naturales y yacimientos arqueológicos y paleontológicos de singular importancia científica, estética o cultural, declarados como tales por leyes especiales, y a los cuales se les acuerda protección absoluta. Son inviolables. En ellos no puede realizarse actividad alguna, con excepción de visitas guiadas que garanticen el principio de intangibilidad absoluta, inspecciones oficiales o investigaciones científicas permitidas por la autoridad de aplicación, y la necesaria para su cuidado. Entre estos Monumentos Naturales Provinciales tenemos: Lobo GargantillaSe trata de la nutria más grande del mundo. También se le conoce como "lobo grande de río" o "nutria gigante". Se han registrado ejemplares de hasta 2,40 metros de largo y un peso mayor a los 25 kilogramos. Es un animal fuerte y musculoso. De hábitos diurnos, integra grupos de hasta nueve individuos que, al llegar la época de reproducción, se separan en parejas. Las camadas constan de tres crías que nacen en cuevas muy profundas, excavadas en las barrancas de la costa y entre la vegetación. Se alimenta principalmente de peces, y completa su alimentación con aves acuáticas, pequeños mamíferos y tortugas. HarpíaEl águila más poderosa de la provincia. Habita en selvas tropicales y subtropicales. Es una cazadora solitaria, y se le considera una de las superpredadoras de la selva, junto al yaguareté. Se dedica a la captura de diversas presas con la ayuda de sus afiladas garras y su potente pico. El macho mide 70 centímetros de largo, y la hembra 90 centímetros, y una envergadura de casi dos metros. Su dieta está compuesta por mamíferos como las comadrejas, monos, tamanduás y coatíes. Oso hormigueroEs uno de los animales más curiosos de América. Conocido también como "Tamanduá guazú", "Yurumi', "Oso hormiguero bandera" u "Oso hormiguero grande". Su cuerpo es robusto y alargado, de pelaje duro y larga cola. Frecuenta áreas abiertas con pajonales, zonas boscosa y la selva misionera. Para alimentarse se vale de su hocico sin dientes. Tiene una lengua de 60 centímetros y su dieta se basa principalmente de hormigas, termitas, abejas y coleópteros. Sus hábitos son nocturnos. ChoraoHabita la selva paranaense en el estrato arbóreo, especialmente en los bosques de Pino Paraná. Se alimenta de frutos silvestres y se desplaza en bandadas no muy numerosas o parejas, especialmente en los meses de verano. En invierno se concentra en la zona donde crece el Pino Paraná. Se reproduce en la primavera. La destrucción de la selva, y la casi desaparición de los bosques de Pino Paraná, lo sitúan en una posición desfavorable para su supervivencia. Maracaná afeitado Especie misionera que debe ser considerada en peligro, ya que su número ha disminuido seriamente durante el presente siglo. En el año 1959 era visto diariamente en las inmediaciones de las cataratas del Iguazú. Poco más de diez años después prácticamente desapareció. En 1980 se le fotografió accidentalmente en el bajo Urugua-í, registro que se constituye en el último que se conoce en el país, pero que a la vez nos permite alentar alguna esperanza de que aún subsista en bajo número. Pato serrucho Se trata de un animal sumamente tímido y desconfiado. El origen de su nombre es el largo y dentado pico que presenta un elevado número de "dientes". Frecuenta los arroyos selváticos de aguas transparentes y límpidas, flanqueados por bosquecillos marginales de mataojos y sarandíes, donde no existe presencia humana permanente. En el invierno (época de cría de la especie) se alimenta de pequeños peces (mojarras, morenas, anguilas), insectos acuáticos y moluscos que capturan sin dificultad. Es el único representante de este singular género en Sudamérica. Zorro pitoco Cánido silvestre con aspecto de perro y de cola muy corta. El nombre de "zorro pitoco" está vinculado a su condición de rabón, y tiene precisamente ese sentido el vocablo portugués "pitoco". Habita en selvas de tipo paranaense, cerca del agua. En Argentina es conocido solo por cuatro ejemplares capturados en la baja cuenca del arroyo Urugua-í. Es el único cánido sudamericano de hábitos gregarios, y se reúne en sus cacerías en grupos de cinco a diez o más individuos. Sus presas habituales son el acutí o cutía, la paca, también captura tapetíes, tatúes, roedores y pájaros, y hasta crías de venados. Anta o tapir Es un animal que puede llegar a medir 2,54 metros de largo. Su peso oscila entre los 220 y 300 kilogramos. El hocico alargado le es muy útil, ya que es sumamente móvil, lo que le permite desenvolverse en la selva y obtener su alimento que son toda clase de vegetales (hojas, brotes, ramas tiernas, hierbas, frutas, etc.) y algunos vertebrados menores o invertebrados. Es un buen nadador y le gusta bajar en las noches a beber agua o refrescarse en los arroyos, como también mascar el barro salitroso de las costas. Se puede reproducir en cualquier época del año Carayá rojoEs un mono robusto con cola larga y prensil. No existen diferencias entre macho y hembra, aunque sí entre ejemplares juveniles. Esta especie está asociada a las selvas del oriente misionero, especialmente en terrenos altos y serranos, y muy frecuentemente en bosques de Pino Paraná. Son sociales y gritones. Pueden escuchar sus voces a tres kilómetros de distancia. Desarrolla su mayor actividad en el crepúsculo. Su dieta se basa en hojas y frutos, como la canela, el higuerón, el pindó, el ambay, entre otros. YaguaretéEste felino es el más grande de América. Un símbolo de la selva misionera. Los machos pueden llegar a medir 2,50 metros de largo total y alcanzar un peso de 140 kilogramos. De hábitos sigilosos y solitarios, se desplaza por todos los ambientes: selva, pajonales, orilla de ríos y arroyos. Precisa amplios territorios de caza. Recorre diariamente hasta 11 kilómetros. Dan a luz una o dos crías, cada dos años. Se comporta en la selva como un predador nocturno. Sus presas más comunes son los pecaríes de collar, coatíes, venados, antas, carpinchos, yacarés, osos meleros, monos, pacas, peces, etc. Pino ParanáEs un imponente coloso de la selva misionera y uno de los más bellos, especialmente cuando alcanza su plena madurez y desarrolla su inmensa copa aparasolada. De follaje perenne, alcanza los 40 metros de altura y un diámetro de 1,50 metros. Es una especie longeva. Algunos ejemplares pasan los 300 años. Palo rosaEste soberbio árbol alcanza la mayor altura en la selva misionera. Existen ejemplares de 42 metros de altura y 1,60 metros de diámetro. La copa presenta forma y espesor variables, y está sostenida por un número relativamente escaso de gruesas ramas tortuosas que se van dividiendo más y más. Esta característica, y la de su elevada talla, permiten identificar con facilidad a este coloso. Su distribución en Argentina se limita solo a la provincia de Misiones. CASA DE LOS PAJAROSEn un predio de 20 hectáreas de selva, a seis kilómetros de la ciudad de Puerto Iguazú, por la Ruta Nacional Nº 12, y junto al Parque Nacional, se halla el Centro de Recuperación y de Recría de Aves Amenazadas Güirá Ogá, que significa La Casa de los Pájaros, en idioma guaraní. Fundado el 23 de agosto de 1997, sus objetivos son rescatar, recuperar, rehabilitar, recriar y reintroducir especies de aves que se encuentran en peligro de extinción en la selva de Misiones. La selva misionera o paranaense es uno de los ambientes más amenazados de Argentina, y al mismo tiempo el de mayor biodiversidad. Esta selva, hasta principios del siglo XX, cubría gran parte de Brasil, Paraguay y casi toda la provincia de Misiones. En la actualidad queda en Brasil el 5%, en Paraguay el 15% y en Misiones el 45%. Sin embargo, gracias a una vasta red de parques nacionales, provinciales y áreas protegidas privadas, un Corredor Verde, como se denomina a la diagonal de selva que desde Iguazú llega hasta más abajo de los saltos del Moconá, resguarda el último remanente de este bioma con más de 1.400.000 hectáreas de selva, y que la provincia de Misiones tiene la responsabilidad de conservar para las futuras generaciones. Güirá Ogá fue construida en plena selva, utilizando los espacios abiertos por la caída de los grandes árboles como consecuencia del viento, tormentas o intensas lluvias. Es decir, en su construcción no ha sido eliminado un solo árbol. De esa manera se demuestra que el hombre, cuando se lo propone, puede vivir en armonía y equilibrio sin modificar o destruir el ecosistema del que forma parte. Aves que forman parte del proyecto
Las grandes águilas selváticas misioneras se han adaptado para vivir en el interior de la espesura. Allí, sin ninguna duda, la reina alada indiscutida es la harpía, la rapaz más fuerte y poderosa del mundo.
Junto a ella, otras águilas menores pero muy poderosas, como el águila crestada real, la crestada negra, el águila viuda o patera y el águila monera, conforman junto a otras rapaces el grupo más numeroso de las especies incluidas en el proyecto.
Los loros, de los cuales el más llamativo es el guacamayo rojo, de gran tamaño, y que hoy estaría extinguido en Misiones. En conjunto con el loro vinoso, el maracaná afeitado, el charao y otros, también forman parte del proyecto. Por la facilidad que poseen estas aves para aprender a hablar, y por sus vistosos colores, la caza comercial ha diezmado sus poblaciones, y hoy se encuentran al borde de la extinción total.
Las pavas de monte incluyen al moitú, especie prácticamente extinguida en Misiones; la pava de monte común y la yacutinga son especies que, salvo la primera, fueron muy abundantes en la selva misionera. Hoy, solo sobreviven en el Parque Nacional Iguazú, Parque Provincial Urugua-í y otras áreas protegidas.
El macuco es el mayor de los inambúes (perdices), cuya alzada puede alcanzar casi medio metro. Más oído que visto, es la única perdiz que tiene por costumbre dormir en las ramas de los árboles. Cazado casi hasta el exterminio por su codiciada carne, sobrevive hoy en áreas naturales protegidas. Debido a su ubicación dentro de la Triple Frontera, y con un tráfico de fauna de los países vecinos hacia Argentina, son atendidos en Güirá Ogá, una importante cantidad de especies silvestres que son decomisadas por las fuerzas de seguridad y aduana. También, muchos animales son atropellados en la ruta de acceso al Parque Nacional Iguazú y son derivados al centro para su atención.Ante la inexistencia en la región de un centro de rehabilitación de fauna silvestre, Güirá Ogá debe dar atención a todos los animales accidentados que reciben cuidados veterinarios; estos son rehabilitados y posteriormente liberados en su hábitat natural.Aquellos animales que han sufrido daños irreparables y que no pueden volver a la naturaleza son derivados a zoológicos e instituciones que el ministerio de Ecología determina. Así, Güirá Ogá, sin apartarse de su proyecto original de asistir a las aves amenazadas, atiende a todas aquellas criaturas que han sufrido la desafortunada experiencia de cruzarse en el camino del hombre.Gavilanes, lechuzas, tucanes, tingazú, tamandúas, aguará popé, coendú, yacarés, etc., son algunos de los 220 animales que debieron ser atendidos en tres años de trabajo, y que hoy, gracias al esfuerzo de los que hacen día a día Güirá Ogá, 150 de ellos han podido retornar a su único hogar: la selva misionera.

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